
Al lado de un mar que me acompañó al sufrir,
Al lado de fuertes ondas de energía yo sentí
Mi espíritu levantarse en sí,
Y corrí hacia el sol,
Donde encontré inspiración,
Donde encontré el dolor
De una infancia que ahí está,
El dolor de mi existencia,
El dolor de mi sentir,
Y lloré,
Y pedí que volviera a suceder,
Y pedí temer,
Y pedí encanto y placer,
Y construí mi propio mundo
Con una estrella y un sol,
Y vi una vida que ya terminó,
Una vida completa,
Encontrada,
Satisfecha de haber pasado por mi razón.
Una vida que acaba de empezar
Y continúa su camino hacia el despertar.
El despertar de mis sueños,
El despertar de mi mente,
El despertar de mi fragancia
De niña perdida e inconciente.
El despertar de una vida que acaba de empezar,
Y que me elevará de nuevo,
Y que me enseñará a volar,
Y a recorrer el mundo entero,
Y a conocer mi andar,
Y a entregarme con ojos cerrados
Al territorio desconocido que es la felicidad,
Y a vivir,
Y a amar sin condición, sin razón, sin temor.
Amar a todos los corazones que por ahí vea.
Y a curar mentes dañinas, desconsentidas.
Al lado de un mar salado me senté y desperté.
Desperté y abracé al sol que me acudió,
Desperté y me liberé una vez más,
Y sentí mi vida pasar,
Sobre las olas del mar,
Una vida que en este momento acabó,
Y esfumada subió al sol,
Y este la borró,
Entregándome una nueva ilusión
De vivir,
De sentir,
Del porvenir,
De mi esencia,
De mi existencia,
De mi ser equivocado,
Entregado al mar salado.
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